jueves, 21 de mayo de 2015

La oportunidad del cambio climático


Ayer leía un interesante artículo de una experta periodista ambiental en el que se hacía eco de algunas de las últimas encuestas relativas a la preocupación social existente sobre el cambio climático,  y como los ciudadanos no se sienten informados correctamente sobre estos asuntos.

En el mismo artículo se resumían las conclusiones de lo hablado en la jornada sobre La percepción pública del cambio climático celebradas en Madrid. En la que el director de una agencia de comunicación científica española identificaba como la primera barrera para mejorar la información sobre el cambio climático, que  se trata  de un tema “fundamentalmente científico”.

Al leer esto, y tras felicitar por el buen articulo a mi antigua compañera y amiga, le comenté que habría que aclararle al director de esta agencia de comunicación, que esto no es así, ya  que, como ya he comentado en algunos de mis posts, el cambio climático hace mucho que dejó de ser un tema prioritariamente científico, para pasar a ser en igualdad de importancia   un tema económico y político. Y como tal habría que tratarlo.

Así ya lo entendió en 2006 el economista Sir Nicholas Stern, plasmándolo en su ya más que conocido Informe Stern. En el cual calculó el coste necesario para mitigar el cambio climático, comparándolo  con el coste de los impactos producidos ante la no actuación.  Llegando a la conclusión, según sus cálculos, de que si no se tomaban por aquel entonces las medidas adecuadas, el cambio climático puede hacer retroceder hasta un 20% la economía mundial.

Además el cambio climático se ha convertido en uno de los temas principales a tratar en el ámbito político. Obama no tuvo ningún inconveniente en reconocerlo como el riesgo más importante ante el que nos encontramos hoy en día. Así,  cada poco tiempo nos encontramos  en la prensa generalista con noticias relacionadas con la política y el cambio climático. Sin ir más lejos,  a principio de semana nos pudimos informar sobre la realización del llamado Diálogo de Petersburgo, en el que Francia y Alemania se comprometieron a reducir de un 80% a un 95% sus emisiones de dióxido de carbono de aquí a 2050 respecto a 1990, y por el que ambos países también han aportado ya 1.000 millones de euros cada uno para ese fondo verde que se quiere instituir y que pretende  alcanzar los 100.000 millones.

Pero no es necesario pensar en geopolítica para darnos cuenta de la importancia actual del cambio climático y del riesgo que este conlleva, para darnos cuenta de la gran oportunidad que representa la sostenibilidad en general, representando una verdadera ocasión para cambiar nuestra manera de hacer las cosas mejor, ya que, además, el tan ansiado  desarrollo sostenible ofrece a nuestras organizaciones una grandísima oportunidad de mejorar sus beneficios.  

Unos beneficios  que,  según el informe Power Forward 2.0: How American Companies Are Setting Clean Energy Targets and Capturing Greater Business Value, las empresas de EE.UU  han detectado ya  y están aprovechando.

Según este informe, casi la mitad de las compañías más importantes de EE.UU ya han encontrado un beneficio al reducir sus emisiones y utilizar energías renovables. Durante el año 2012, 53 de estas compañías consiguieron reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en 58,3 millones de toneladas de CO2 (equivalente a las emisiones de 15 centrales eléctricas de carbón,) consiguiendo un ahorro económico de más de mil millones de USD.
 

Por lo tanto, independientemente del sector en el que se encuentre nuestra organización o del tamaño de la misma, no debemos olvidar que la mitigación del cambio climático no se debe  tratar únicamente como un tema científico, que lo es, ni como sólo un  riesgo inherente a nuestra actividad, sino como una gran oportunidad de mejora.

Esto, no deja de ser  lo habitual en la gestión de cualquier tipo de riesgo empresarial. Y es lo que como acabamos de ver,  ya están practicando algunas de las grandes empresas, dándonos ejemplos válidos de que la sostenibilidad no es exclusivamente un coste que deben asumir las organizaciones, sino que es una actividad de la que también se derivan beneficios, tanto para la sociedad en su conjunto, como para las propias organizaciones.

Siendo esto así, me surge una duda ¿a qué esperan el resto de las organizaciones para involucrarse en proyectos de sostenibilidad?... Quizás, ¿a que sepan gestionarlas correctamente?…

jueves, 14 de mayo de 2015

Las memorias de sostenibilidad y la ley de las consecuencias no intencionadas




Cada año más organizaciones publican su comportamiento ambiental, social, económico y de gobierno mediante sus memorias de sostenibilidad (o de RC) Analizando sus contenidos, podríamos entonces decir que ¿cada año que pasa las organizaciones son más sostenibles?


Memorias de Responsabilidad Corporativa publicadas al año

Para el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa, esto no es así, al menos para las 35 empresas españolas más significativas que cotizan en bolsa de valores, las cuales, todas o casi todas realizan anualmente sus memorias de sostenibilidad en las que sacan pecho de sus comportamientos sostenibles. 

Ya que  hace unos días el citado Observatorio ha puntuado la transparencia real que ofrecen estas empresas en sus memorias, dando como resultado un suspenso más que generalizado, ya que las 35 empresas han obtenido de media un raquítico 1,21 sobre 4 (habiendo aprobado únicamente una de ellas con un 2,01).

Siendo esto así, no nos ha de extrañar que, organizaciones muy importantes del tejido empresarial español, mientras que en sus memorias de sostenibilidad hablan de su código de obligado cumplimiento para fabricantes y proveedores, mediante el cual toda su cadena de suministro debe respetar y cumplir los valores de responsabilidad social y ambiental que la definen mediante aspectos como la prohibición del trabajo forzado, la prohibición del trabajo infantil o las horas de trabajo excesivas y que, al mismo tiempo, podamos leer hoy en la prensa el artículo del denominado “líder contra la esclavitud infantil”, el Sr. Ehsan Ullah Khan, el cual asegura que el 100% de la producción de una de estas organizaciones en Asia se sustenta empleando mano de obra infantil.

Según Ehsan, una jornada de uno de estos niños, niñas, chicos y chicas que trabajan en Pakistán, Camboya o Bangladesh, consta de unas 10 a 16 horas de trabajo por 2€ al día.   

Supongo entonces que todo esto dependerá de lo que cada uno entienda por trabajo forzado, trabajo infantil y horas de trabajo excesivas. Es más, entiendo que dependerá de lo que la ley de cada país interprete que significan estos conceptos. Pero en todo caso, como escuchaba hace unos días a un político al que se le cuestionaban determinados asesoramientos bien retribuidos: eso “puede que sea legal, pero no es ético”.

Ahora entendemos cómo es posible que cuando en el informe del Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa pregunta a las empresas si estas “¿cuentan con políticas que garanticen el cumplimiento de su compromiso en materia de Derechos Humanos?”, solo el 40% de las del Ibex 35 responden que sí. Pero sólo el 17% informa sobre qué medidas han tomado y, de estas, únicamente una de cada cinco cuenta con políticas activas de control de proveedores. 

Así pues, me temo que del objetivo principal que se quería conseguir con las memorias de sostenibilidad, que según el GRI (organización creada por las Naciones Unidas cuyo fin es impulsar la elaboración de memorias de sostenibilidad en todo tipo de organizaciones) es el de: “comunicar impactos de sostenibilidad positivos y negativos, y  capturar información que pueda influir en la política de la organización, en su estrategia y en sus operaciones de manera continua”, se ha pasado a utilizarlas principalmente como una herramienta de lavado de cara, es decir del Greenwashing, del que tan poco gusta hablar a las grandes compañías.

También puede ser  que el aumento de organizaciones que realizan su memoria de sostenibilidad año a año, se haya producido por efecto de la denominada “Law of the unintended consequences” (ley de las consecuencias no intencionadas). Esta ley lo que nos viene a decir es que las acciones de las personas, gobiernos y demás grupos de interés, pueden generar consecuencias no intencionadas y, en algunos casos, inesperadas. El ejemplo más utilizado para explicar esta ley, es la utilización de los CFCs (clorofluorocarbonos) en los refrigeradores por parte de inventor, Thomas Midgley Jr., el cual, al utilizar el gas freón en los refrigeradores consiguió que estos aparatos estuvieran en todos los hogares, pero propició de forma involuntaria el agujero de la capa de Ozono.

Sin querer comparar impactos negativos, esta Ley se puede utilizar también para explicar el fenómeno del incremento año a año de las empresas que publican sus memorias de sostenibilidad, ya  que cada vez son más las organizaciones que utilizan principalmente la información publicada por las empresas en sus memorias para realizar clasificaciones o rankings en materias de sostenibilidad. 

Encontrándonos así con clasificaciones de empresas del tipo: con menos emisiones, con más o menos proveedores auditados, con compensación de emisiones,… etcétera- Lo que ha provocado que todas las empresas entiendan que la manera más adecuada  de dar a conocer sus actuaciones en materia de sostenibilidad sea a través de las memorias, ya que si utilizasen  otros métodos no aparecerían incluidas en estas clasificaciones.

Con esto no quiero decir que realizar una memoria de sostenibilidad sea una mala idea, en absoluto, lo que pretendo es señalar que no siempre es conveniente utilizar esta herramienta  para comunicar el comportamiento de nuestra organización. 

Es decir, las organizaciones pueden y deben utilizar todas las herramientas que la comunicación empresarial ofrece para explicar sus comportamientos. Pero sobre todo que, utilicemos el medio que utilicemos, debemos ser totalmente transparentes y veraces a fin de dar respuesta a las inquietudes de nuestros stakeholders. Y así, por ejemplo, la empresa a la que el Sr. Ehsan acusa de que el 100% de su producción se sustenta empleando mano de obra infantil, debería ser totalmente transparente y comunicar realmente cuáles son las condiciones de sus trabajadores, y no esperar a la realización de su siguiente memoria de sostenibilidad para ofrecer los datos actualizados sobre el número de auditorías realizadas a sus proveedores u otras cifras de poca o nula utilidad para sus partes interesadas.