lunes, 14 de septiembre de 2015

Esto lo cambia todo



Así de tajante es el título del último libro de la periodista canadiense Naomi Klein publicado hace un año, que será llevado a las pantallas como documental el próximo 20 de Octubre, con el que, como ya lo hicieron otros anteriormente, intentará afianzar en el espectador la idea de que necesitamos un cambio en el modelo económico mundial si queremos atajar los impactos negativos del cambio climático. 

Pero en esta ocasión el documental tratará de ir un paso más allá, trasladando la idea de que combatir el Cambio Climático es además la mejor oportunidad para crear un mundo mejor. 

Pero además el libro, como el documental, no se queda en dar argumentos científicos, que también, sino que se centra en política. En especial en aquellas acciones sociales necesarias para combatir el aumento de temperatura, así como la contaminación de tierra, mar y aire. Ya que, como advierte a lo largo de los 90 minutos que dura el documental, combatir el cambio climático tiene que ver sobre todo con quienes poseen poder.

El documental al igual que el libro, tratará de unir las medidas contra el cambio climático con medidas de justicia económica y social. Como por ejemplo, la generación de políticas para los trabajadores que pierdan sus empleos por estar trabajando en industrias “sucias”, para que puedan formarse para trabajar en energías renovables; políticas para abaratar el transporte público; o por ejemplo políticas que favorezcan que las comunidades locales puedan controlar la producción de su energía.

A continuación se puede ver el tráiler del documental, con el que hacerse una mejor idea del mismo:


Dado que el documental no viene de la mano de un ex Vicepresidente de los Estados Unidos, en principio no sería esperable tanta repercusión como obtuvo el documental “Una verdad incomoda” allá por el año 2006. Pero lo que sí que podemos esperar es que, una vez el documental se haga más o menos viral, no tardarán en aparecer las voces críticas sobre la información ofrecida en el mismo, intentado desautorizarlo.

Esto es lo que pasa siempre. Pasó en el año 1962 tras la publicación del libro de Rachel Carson “Silent Spring” en el que se denunciaban los efectos negativos del DDT sobre los ecosistemas, y pasó un año después de la presentación del documental de Al Gore, cuando un grupo de escépticos del cambio climático presentaron el también documental “The great global warming swindle” (la gran estafa del calentamiento global).

El documental “La gran estafa del calentamiento global”, con el que se pretendía desmontar las aseguraciones aparecidas en “Una verdad incómoda”, como no se tardó en evidenciar, estaba basado en varias mentiras o medias verdades, pero entonces sirvió (y en muchos casos aún sirve) para alimentar las ideas de los negacioncitas del cambio climático.

Y es que, si hay algo que los grupos de interés anti calentamiento global saben hacer, es crear confusión en la población y afianzar opiniones favorables a sus intereses, puesto que saben que una vez creada una opinión en la sociedad, es muy difícil cambiarla. Aunque para ello tengan que faltar a la verdad.

Un argumento que utilizan recurrentemente es el de que todos estos movimientos ecologistas están orquestados desde los científicos y las ONGs ambientalistas, con el único objetivo de recaudar más fondos. Ya pasó en su día con el tema del DDT y seguirá pasando cada vez que se publique un informe o un documental que anteponga el beneficio ambiental al beneficio económico de las grandes multinacionales.

Pero la buena noticia es que este argumento se les está empezando a quedar corto, ya que ahora ya no son sólo los científicos especializados en cambio climático o las ONGs, los que están alzando la voz sobre este problema mundial. Si no que, cada vez más, son los propios Gobiernos, empresas y creadores de opinión imparciales los que se están uniendo a esta lucha global.

Una lucha que como menciona Naomi Klein en su libro, deberá terminar en un cambio del sistema económico actual, y el cual obligará a las organizaciones a adaptarse al nuevo paradigma económico sostenible. Un paradigma que está ofreciendo una gran cantidad de oportunidades a las organizaciones y gobiernos que ya han sabido detectarlas y abordarlas, pero que, sin embargo, como si de la selección natural se tratase, está debilitando a aquellos otros  gobiernos y organizaciones que siguen negando la necesidad del cambio.

Y es que no se nos debe olvidar que hemos de cambiar antes de que el cambio llegue a nosotros y sea demasiado tarde.

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