Desde hace unas semanas estoy colaborando con una organización
en Londres, que desde 1977 trabaja para ofrecer a la comunidad local un espacio
natural dentro de la ciudad, teniendo presente como objetivo principal en todas
sus actividades el cuidado del medio ambiente.
Pues bien, en los primeros días que he pasado en ella, y tras
hacer una primera evaluación de la organización, mantuve una reunión con diversos
directivos de la misma, en la que uno de ellos me comentó que entre sus
objetivos principales se encontraba la instalación de paneles solares para
autoconsumo energético en los tejados de la organización.
Si me lo permitís dejaré para otro momento el tema de cómo
es posible que en un país con menos de la mitad de horas de sol que en España,
tengan tan presente el beneficio de las energías renovables, mientras que
algunos de nuestros políticos parece que no lo tienen tan claro.
Horas de sol al año en Europa
Ya que, lo que me gustaría valorar en esta ocasión, es si la
pretensión que me trasladó este directivo de la organización era oportuna o si precisaba
de algunas medidas previas.
Pues bien en mi opinión, aunque en no pocas ocasiones las organizaciones
se deciden a realizar una inversión tecnológica para reducir sus emisiones
antes de optimizar sus consumos, como en el caso de esta organización
Londinense. Esto se trata de una actuación mejorable, ya que, de este modo estaremos
sobredimensionando la solución tecnológica y haciendo una inversión mucho mayor
a la realmente necesitada.
Me refiero a que, en este caso en concreto, poco sentido
tendría poner placas solares para autoconsumo sin antes haber optimizado el
consumo eléctrico. O instalar colectores solares sin antes optimizar el consumo
de agua caliente sanitaria…Es decir, primero deberemos poner en práctica todas
las medidas de optimización de los consumos que tengamos a nuestro alcance a
fin de establecer el consumo real optimizado de la organización.
Además hay que tener en cuenta, que las medidas de
optimización de consumo de recursos (ya sea energía, agua o cualquier otro)
llevan asociadas una reducción gasto económico con una inversión nula o casi
nula. Y que según la Agencia Internacional de la Energía, (como vemos en los
dos siguientes gráficos) aún existe un alto potencial de mejora en la
optimización energética en las organizaciones de todo el mundo.
Pero es que además, la semana pasada conocimos que
Bruselas va a endurecer los objetivos de eficiencia energética para el próximo
año, lo que previsiblemente derivará en una legislación mucho más estricta en este
tema.
Por todo esto es de vital importancia que conozcamos a la
perfección nuestras organizaciones y nuestros consumos, para de este modo poder
reducirlos. Y una vez ya optimizados, entonces sí podremos ya decidir si
queremos utilizar energías renovables para el autoconsumo o cualquier otra
posibilidad que nos ofrezcan las tecnologías, sin miedo a sobredimensionar la
solución tecnológica elegida, y por consiguiente reducirlos costes asociados a
la inversión a realizar, con lo que conseguiremos haber incidido en la búsqueda
de un solución eficaz y eficiente.
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